domingo, 28 de diciembre de 2008

La Incorporación de las Tic a las Políticas Educativas en México



La incorporación de las TIC en la educación en México; políticas y retos (1992-2008)
*Pável Ortiz Salgado[1]

Introducción

Definidas como un conjunto de avances tecnológicos que nos proporcionan la informática, las telecomunicaciones y las tecnologías audiovisuales que comprenden los desarrollos relacionados con los ordenadores, Internet, la telefonía, los mass media, las aplicaciones multimedia y la realidad virtual, las TIC[2] (Tecnologías de la Información y la Comunicación) son un término cada vez más cotidiano en el campo de la educación.

Hay tanto que decir en cuanto a las ellas como información y conocimientos que se socializan a través de sus posibilidades. Su gran auge se debe, entre múltiples factores a la globalización, la concurrencia de ciencias y posibilidades que interactúan al mismo tiempo, desde la electrónica y la cibernética, hasta la robótica y la ingeniería bioquímica. Estas hacen pensar un futuro, no lejano, de un fenómeno evolucionado de ciencia ficción.

En su libro La era de la información[3] Castells sitúa a las TIC como un catalizador y aglutinante social que más allá del lenguaje y las interrelaciones, que en su uso se suscitan, han venido a modificar todos los aspectos de la vida social involucrando de la economía a la cultura.

Llamadas también Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTIC) hace poco menos de un cuarto de siglo que están presentes nuestro país y se incorporan paulatinamente al campo de la educación. Sin embargo en las políticas del sistema educativo mexicano apenas si les han considerado en los planes y programas de estudio de educación básica, donde en el discurso escrito se les menciona sólo como una posibilidad de herramienta didáctica para los mentores pero en los hechos desde el presupuesto que debiera destinarse a infraestructura, financiamiento permanente, formas de incorporación, capacitación, cursos y programas ha sido poco e insuficiente, además de mal dirigido.

Podría decirse que sólo recientemente la polémica Alianza por la Calidad Educativa[4] hace énfasis en dos de sus diez acuerdos sobre el equipamiento, la infraestructura y la certificación de los maestros en competencias digitales, lo que habla de una aparente y reciente prioridad, nunca antes vista, pero que aún así, no especifica la forma en que habrán de capacitarse a los maestros para utilizarlas en la formación de los estudiantes.

El tema, en general, se considera importante y de vital interés en todos los esfuerzos educativos en el mundo. Las perspectivas desde las que se aborda su énfasis han tomado tres posturas fundamentalmente, hay quienes están a favor de la incorporación de las TIC a la educación a la mayor brevedad y a diario innovan las formas y los recursos tradicionales por excelencia como la tiza, los libros de texto y el cuaderno y la pluma. Otros bajo argumentos de sentido crítico evidencian algunas consecuencias como la brecha digital, analfabetismo digital, el acceso, entre otras y una tercera perspectiva que media entre las anteriores con la intención de ser consciente de los pros y contras para utilizar a las TIC, cuando están al alcance, como herramientas deseables en el aula.

A través de este ensayo se realiza un análisis sobre la incorporación de las TIC en el discurso y las políticas educativas del Sistema Educativo Mexicano a partir de factores del contexto actual, a la vez, un acercamiento a los retos que ha comenzado a representar a nivel del aula y la escuela en general.

Situadas en un estado de transición que anticipan un temor generalizado en el mundo, las TIC son ya un elemento que repercute significativamente en las formas de llegar al aprendizaje y la competitividad laboral pero también se prevé que como consecuencia de ellas la brecha entre pobres y ricos se ensanche con mayor pronunciamiento. Se espera que las ideas en el texto ofrezcan la posibilidad de reflexionar sobre la importancia de clarificar en las políticas educativas si las TIC implican la alfabetización tecnológica en los maestros para que usen eficientemente como herramienta y o si deben utilizarse para que los alumnos se formen en su uso y aprovecharlas como una competencia actual necesaria. Paralelamente se realiza un somero análisis entre aquello que se dice en los documentos en relación a las carencias que se muestran en las instituciones que van desde la falta de ordenadores hasta los cursos de formación tecnológica y didáctica de las TIC.

En la parte final se agrega, a manera de conclusión, deducciones y preguntas que quedan pendientes de contestar, así como una propuesta, quizá demasiado idealista, del papel del maestro ante los retos que las TIC están propiciando.

Las TIC en el contexto mundial
“En líneas generales podríamos decir que las nuevas tecnologías de la información y comunicación son las que giran en torno a tres medios básicos: la informática, la microelectrónica y las telecomunicaciones; pero giran, no sólo de forma aislada, sino lo que es más significativo de manera interactiva e interconexionadas, lo que permite conseguir nuevas realidades comunicativas”(Cabero, 1998: 198).

Las TIC han logrado infiltrarse a todos los campos de vida productiva y es importante decir que otro de los factores que ha posibilitado su éxito es la economía basada en los productos de la era digital y la productividad centrada en competencias.

Es obligado al hablar de este tema referirse a la internet[5] que se ha vuelto la TIC con más posibilidades de revolucionar globalmente los campos en que se ha comenzado a utilizar, como la misma educación, en donde se vislumbra un potencial que no encuentra de manera concreta opciones y soluciónes a esas expectativas. En palabras de Castells[6] “Internet no es una metáfora, sino una red telecomunicada de redes de ordenadores que constituyen el sistema nervioso de nuestro mundo. Estar fuera de esa red es estar fuera de lo que pasa en el mundo en todas sus dimensiones. Pero hay gente que puede ser feliz así. Y gente enredada a fondo que puede ser muy infeliz. En general, sin embargo, los conectados pueden elegir desconectarse y los desconectados, no”.

Pero, ya antes del Internet hubo otras tecnologías que se incorporaron a la educación y que en su momento despertaron mitos, como el hecho de que la escuela desaparecería después de hacer de ellas revolucionarias y hasta falsas expectativas, al respecto el Dr. Fernando Hernández, profesor de la Universidad de Barcelona y conferencista en el Congreso Nacional de España (2008) [7] refiere que “con la aparición de las bibliotecas públicas en los Estados Unidos se pensó que la escuela había llegado a su extinción pues el conocimiento estaba al alcance de todos, más tarde vino la radio y con ello se dijo que se acabaría la escuela porque la gente no necesitaría ir a ella; llegó la televisión y se dijo lo mismo, ahora hablamos de la Internet y se ha pensado lo mismo”. A diferencia de sus predecesores, nunca antes el conocimiento estuvo tan abierto y libre en su acceso. Además, la internet absorbió en su uso y aplicación, la tecnología del periódico, la radio y la televisión juntas, aglutinó ciencias, descubrimientos, ideologías, razas y naciones; mejor aún, todo el que tiene acceso a ella puede ser protagonista de sus propias producciones que mezclan imágenes de diferentes formatos, fotografía, audio, video, efectos especiales y herramientas sofisticadas pero cada vez más sencillas, simplificadas y demasiado intuitivas, fáciles de manipular.

Hess (1997) citado por Ramírez[8] (2006) alude que en el terreno educativo la incorporación de las llamadas tecnologías de la información y comunicación se incorporaron al terreno educativo por los años setentas, “primero en los países industrializados y después en aquéllos con grados menores de desarrollo. De acuerdo con las diversas declaraciones de políticos y expertos, en los próximos años esta incorporación no sólo se acrecentará y acelerará, sino será estimulada tanto en las instituciones públicas como en las privadas” (pág. 30). En un amplio estudio realizado por el mismo Ramírez, del periodo comprendido entre 1998-2003, se observa que las investigaciones y el número de las mismas sobre la incorporación de las TIC en la educación no han crecido a igual ritmo que las aplicaciones y experiencias, según él porque parece existir mayor preocupación por “hacer las cosas” que pensar sobre ellas o evaluar lo que se ha hecho. Esto representa una limitante para que, quienes estamos dedicados a la enseñanza, podamos lograr propuestas o innovaciones pedagógicas en el terreno de la educación con TIC.

Sin embargo a pesar de toda la parafernalia y las visiones proféticas de la tecnología digital que apunta a la construcción de hombres que solucionan casi todo desde una computadora o prefiguran una realidad de ficción como la evolución a humanos cyborgs, existe una realidad palpable y cruda que no escapa a las realidades educativas, la tecnología no ha alcanzado entre sus bondades su accesibilidad, en otras palabras no es barata ni está al alcance de todos y la reflexión obliga a recurrir constantemente a las cifras y estadísticas pues en términos de economía y de problemas sociales, en América latina, según los estudios del Banco Mundial (2001), se identifica es donde existe la mayor desigualdad económica del mundo, con más de 204 millones de pobres[9] es preocupante que por lo menos uno de cada tres hogares y dos de cada cinco personas vivan bajo la línea de pobreza. Datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)[10] arrojan que de manera global la pobreza humana es un fenómeno que afecta más del 25% de la población de países en vías de desarrollo. Casi mil 300 millones de personas viven con menos de un dólar diario y cerca de mil millones no pueden satisfacer sus necesidades básicas de consumo. A la población que conforman tales estadísticas se les agregan problemas de salud como la desnutrición, la falta de empleo, pocas posibilidades de educación, la marginación, políticas compensatorias dispares y selectivas, la falta de acceso a servicios públicos indispensables, entre otros que configuran un complejo entramado en el que la educación busca ofrecer un aliento y una posibilidad de salida demasiado optimista.

Nuestro país registra también alarmantes números de pobreza que se maquillan en las cifras oficiales. Veamos el caso concreto de la tecnología y su acceso a partir del número de ordenadores que existen México, según un estudio de AMIPSI[11] (Asociación Mexicana de la industria Publicitaria y Comercial en Internet) en 2007 muestra que existían 8.7 millones de computadoras conectadas a internet, cifra aproximada que representa el 59% del total de ordenadores vendidos en México pues se calcula que existen cerca de 14.8 millones de PC (computadoras personales) instaladas, pero de estas sólo 45% está ubicado en empresas o instituciones, el resto en los hogares. En contraste ese mismo estudio registra la existencia de 63.2 millones de celulares móviles en uso. Esta información supondría que existe una computadora por cada 7.22 habitantes y que aproximadamente uno de cada quince tiene acceso a internet, es decir, menos del diez por ciento de la población mexicana tiene una computadora y una cantidad significativamente más reducida accede a internet, pero que en el caso de la telefonía celular cerca del 60% de los mexicanos tiene un dispositivo de esta naturaleza. Además en términos de oportunidades podríamos especular que la creciente proliferación de ciber cafés y salas públicas de cómputo modificarían positivamente los números hasta la cantidad de 22.7 millones de internautas que menciona la misma investigación. Estas cantidades permiten tener una visión general de la forma en que somos competitivos y accedemos a la tecnología en México. Se intuye así que la distancia que nos separa de la educación en competencias digitales y utilización de ellas para educar o formar no es tan esperanzadora a pesar del recuento que sucederá a estas primeras reflexiones de la incorporación de las TIC a las políticas educativas.

Es importante subrayar, asegura García (2007)[12], que la principal limitante para el acceso a las NTIC en México está vinculada con las condiciones económicas de sus habitantes (imposibilidad de acceder a línea telefónica, computadora, Internet, etc.). Si bien el gobierno reconoce oficialmente la existencia de 44 millones de pobres (CONEVAL, 2007), algunos analistas consideran que esa cifra es conservadora y que la misma podría estar cercana a los 65 millones (Cardoso y Zúñiga, 2002)[13], o al 80% de la población (Garduño y Méndez, 2005)[14]. Se puede inferir que, por ende, esa es la cantidad de habitantes que se encuentra automáticamente no solo fuera de las posibilidades de poseer un PC en el hogar sino también de acceder a los servicios de telefonía. De hecho y en apoyo a lo anterior, el propio INEGI (2006) en sus resultados de la encuesta define que el 57,2% de los hogares mexicanos no posee una computadora y se advierte entonces que la utilización de la Red queda limitada a un reducido núcleo poblacional que, por sus características socioeconómicas, con toda seguridad tiene acceso a la telefonía fija y puede absorber su costo.

En ese sentido la preocupación de quienes conocen las posibilidades de las TIC y las consecuencias que están surgiendo se centran en que la población más necesitada y limitada económicamente reducirá sus posibilidades para sacar adelante a su descendencia sino accede a este mundo de tecnología, esta brecha variante de la pobreza denominada como brecha digital Serrano y Martínez (2003) citados por García (2007) le definen como la separación que existe entre las personas (comunidades, estados, países...) que utilizan las tecnologías de la información y comunicación como “una parte rutinaria de su vida diaria y aquellas que no tienen acceso a las mismas y que aunque las tengan no saben cómo utilizarlas”.

Para agotar este apartado habría que decir que el nodo temporal que vivimos no dejará de estar marcado por un tema que está en boca de todos en la aldea global, estamos en la antesala, el principio del comienzo, de la crisis económica más aguda de la historia de la humanidad y en el que debido la globalización, como un producto del neoliberalismo, privilegió el libre mercado y el consumismo exacerbado conduciendo a un colapso del sistema donde, precisa la necesidad de puntualizarlo, las tecnologías de la información y la comunicación han jugado un papel protagónico y funcionalista inobjetable. En esta situación de menor capacidad de solvencia económica en todos los países, la reducción de inversión y productividad mundial sin duda tendrá fuertes repercusiones en decisiones como las mismas políticas educativas, reformulación de gastos en el sistema del estado de bienestar y nuevas demandas y exigencias sociales que en nuestro país no serán la excepción.

De las políticas internacionales a las políticas educativas nacionales
A la par del desarrollo económico y más bien derivado de lo que dicta la macroeconomía se configuran los entornos sociales en el mundo. En general a nivel mundial la forma evolucionada del capitalismo, la globalización, caracterizada por la expansión del capital, la apertura del libre mercado, la sobre explotación de la naturaleza, el consumismo, la idea de vender en masa aunque ganancias por producto reducidas, pero constantes, han moldeado la vida de los seres humanos desde la prefiguración del capitalismo al término de la edad media hasta la actualidad.

Susana López Guerra sugiere que este fenómeno ha generado “una naturaleza injusta de cualquier política educativa o de desarrollo científico bajo premisas, a su vez, de competencia económica”[15]

En las últimas cuatro décadas en México y toda América Latina los organismos internacionales como la UNESCO, la CEPAL, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Organización de Cooperación Económica y Desarrollo (OCED), la OREALC, entre otros, son el referente obligado para encaminar sus acciones respecto a temas como el combate a la pobreza, la contaminación ambiental, el respeto a los derechos humanos y universales, la igualdad y equidad de género y en materia de educación sobre el gran problema de la calidad educativa.

Paralelamente a estos organismos, eventos internacionales como el Informe Jacques Delors[16] (1996), la Conferencia Mundial de Jomtien (1990), el Foro Mundial de la Educación de Dakar (2000) y los estudios socio económicos constantes de las agencias ya referidas, han delimitado con sugerencias las rutas que las políticas gubernamentales.

Para 1968 el mundo comenzaba a tomar una estabilidad diferente luego de la segunda guerra mundial, la competencia tecnológica y de mercados seguían en boga en lo que se le llamó la Guerra Fría; sucesos como el lanzamiento del Sputnik, los viajes al espacio, primero no tripulados, después con animales y finalmente la llegada a la luna, movimientos sociales reivindicadores, la concepción de países desarrollados, subdesarrollados o en vías de desarrollo y hasta de tercer mundo en dos grandes bloques (capitalismo y socialismo), además de los derechos laborales y la llegada de la televisión impulsaban una nueva forma de mirar hacia la educación.

Un fenómeno que para Álvarez[17] (2001) constituye una de las cinco huellas que tienden a una educación en manos de la sociedad. Él denomina la internacionalización de la educación como una estrategia “…la educación dejó de ser nacional y pasó a ser un asunto mundial, una estrategia para que el mundo pensara y actuar de acuerdo a la necesidad de salir del subdesarrollo”, donde los jóvenes se prepararan para los hábitos industriales, de allí se desprendió el término de tecnología educativa que luego se dos décadas se transformaría en la modernidad educativa.

En Latinoamérica la modernidad fue acogida bajo el argumento de un desastre educativo y el término influenció a todos las naciones de este continente, en términos sociológicos Alain Touraine[18] describe los diferentes elementos filosóficos - políticos que componen esa modernidad:

…una revolución del hombre ilustrado contra la tradición; la sacralización de la sociedad; la sumisión de la razón a la ley natural. La modernización en su acepción occidental es «la obra de la misma razón, y en consecuencia sobre todo de la ciencia, de la tecnología y de la educación, y las políticas sociales de modernización no deben tener otro fin que despejar el camino de la razón suprimiendo las reglamentaciones, las defensas corporativistas o las barreras aduaneras, creando la seguridad y la previsibilidad que necesita el empresario y formando gestores y los operadores competentes y concienzudos. ( ... )

Como también lo confirma López “organizaciones políticas y de financiamiento internacional promovieron reformas de modernizar la educación en esta región, con la lógica de libre mercado”. Así en 1980 Chile da el primer paso a la modernidad educativa y le seguirían Argentina, Colombia, el Salvador y hasta el 18 de mayo de 1992 es que México firma el Acuerdo Nacional para la Modernización en Educación Básica, conocido también como ANMEB.

El proceso para llegar a este acuerdo venía gestándose desde el periodo de gobierno previo al del presidente Carlos Salinas de Gortari. Habría que decir que hubo en todos los casos mencionados agencias internacionales promotoras y patrocinadoras de estas reformas, particularmente en México los signos ideológicos y sugerentes se desprenden del Banco Mundial, la OCDE, UNESCO, la OREALC y la CEPAL.

Se torna crítico y polémico el análisis de Rosa Nidia Buenfil Burgos en su artículo Globalización y políticas educativas en México 1988-1994, al estudiar a profundidad el discurso de los textos que marcaron la modernización educativa en nuestro país al punto de haber sido copiados fragmentos casi idénticos de las sugerencias del Banco Mundial, por ejemplo. Sin embargo, aun cuando los argumentos que justificaban a la reforma eran los de un liberalismo social que escondía y camuflaba al noeliberalismo, también se abanderaba el adelgazamiento del estado y la desburocratización de la educación así como la apertura de un sindicalismo más participativo y con la oportunidad de acción abierta a la sociedad. Estas dos últimas cualidades quizá dibujan la entrada a la tendencia mundial de las debilidades que comenzaban a aflorar en los sistemas del estado de bienestar o del estado benefactor y de la crisis de competencia que en nuestros días enfrenta y se evidencian en el discurso político y las políticas educativas que delegan y responsabilizan de la educación a los maestros, en primer lugar, y a la sociedad (los padres de familia) traducidas en expresiones como “rendir cuentas”.

Si se parte del supuesto de que toda reforma se genera cuando dentro de un sistema se descubre que no existe un funcionamiento correcto y los resultados distan de los esperados, tal como se diagnosticó de manera catastrófica a la educación en aquellos años, es de cuestionarse inevitablemente ¿Qué falló? ¿El sistema o los operarios? ¿La interpretación o la simulación en la medida en que la reforma se digería por todo el enramado educativo? ¿Falta de cumplimiento en lo que a cada actor concernía; estado, gobierno, servidores públicos? ¿Es acaso que la expresión popular de “a quién le importa la educación” se transformo en una cotidianeidad?

A pesar de la espera de poco más de diez años que sufrió el sistema educativo mexicano para evaluar resultados y logros, hace pensar que la reforma quedó en documentos y un estado somnoliento de operatividad que avanzó considerablemente en cobertura y un nuevo formato de orientación hacia las prácticas de los maestros y sentido de la educación[19], pero entonces ¿Qué nos hizo convertirnos en el último lugar de los países que se agrupan a la OCDE?, aún cuando las pruebas estandarizadas no contemplen las diferencias sociales, culturales o geográficas de los alumnos, el sistema educativo mexicano necesita una verdadera revolución educativa desde adentro y, al mismo tiempo, desde afuera, que haga, sino igual, con similitudes al de otros países pero efectivo y al que los propios maestros creamos en él.

La discriminación positiva que manejan varios autores, la cuestión de los salarios, la infraestructura escolar, las becas a los alumnos, la posibilidad de hacer obligatoria la educación media superior y los insumos a la capacitación constante de los maestros, así como los exámenes de certificación u oposición para las plazas docentes se verán afectadas en su tramitología y en las políticas del gobierno ante un parteaguas económico histórico de la recesión que el propio colapso de la globalización y del mismo liberalismo ha llevado al mundo entero en la primer década del siglo XXI.

La calidad educativa como bandera de las reformas
Son decenas de ocasiones en las que el ANMEB[20] (Acuerdo Nacional para la Modernización de la Calidad Educativa) contenía la palabra “calidad” un concepto de engarce medular hacia las políticas globalizadoras planteadas por la OCDE (1986 y 1993) que se puede rastrear desde el programa para la modernización educativa (SEP, 1989) y en dos documentos más en los que se condensó: la Ley General de Educación y el Programa Nacional para la Modernización Educativa.

El término calidad no escapa al discurso de gobernantes, políticos, líderes sindicales, maestros, medios de comunicación y sociedad en general. Como más adelante se verá la ACE insiste en la misma cualidad, pero finalmente, sobre este punto, es importante subrayar que el ANMEB dio un giro a los propósitos educativos, toda vez que se incluyó al garbo educativo “las competencias educativas” que han tomado más vigencia que nunca y que permean los planes y programas de estudio desde el preescolar obligatorio, a partir de la reforma al artículo tercero de la constitución política, en 1993, hasta la Reforma a la Educación Secundaria (RES) en 2006 y la más reciente que se gesta en la Educación Media Superior.


Huellas en las políticas educativas de las TIC incorporándose a la educación
Sirvan los anteriores párrafos de un contexto referencial en el que se encunó por un lado la globalización de la economía y por otro las tendencias en la educación hacia la tecnificación, la producción de mano de obra barata, personas cada vez más individualizadas, sindicalismos corporativos, exámenes y cursos de competitividad y calidad en los países subdesarrollados y de tercer mundo que se han convertido en las vetas, minas e incubadoras de los mega capitales de unas cuantas personas en el mundo, pero golondrinos y especulativos en las bolsas de valores.

A continuación veamos algunos rastros cómo se han ido formalmente inscribiendo las TIC a los documentos. En el ANMEB encontramos que la única alusión al uso de la tecnología, y sólo por los maestros, aparece en la página 22 y dice:

“Los cursos en el seno de los consejos técnicos de cada escuela serán complementados con cursos por televisión que familiaricen a directivos y maestros con los programas emergentes. Para ello, se pondrá en operación un sistema de transmisión por televisión, vía satélite, con una red de varios centenares de sedes locales, equipadas para la recepción y grabación de video y radio. Los gobiernos de los estados, con el apoyo económico y logístico federal, habilitarán un cierto número de planteles con antenas parabólicas y aulas con monitores para la recepción de una nueva señal de televisión de la Secretaría de Educación Pública”

Este fragmento arroja varias cuestiones interesantes, por ejemplo hasta antes del acuerdo sólo algunas escuelas podían tener el lujo de la televisión o las videocaseteras para reproducción de videos. La tecnología de esa época llegaba escasamente a un cañón proyector de acetatos en las escuelas normales y grabadoras. Así mismo no se vislumbraba el auge de la computación en las instituciones debido a lo costoso de los ordenadores o equipos, además de una lenta producción de software con aplicaciones intuitivas y fáciles, de hecho la primera computadora personal (PC) cumplió apenas veinticinco años, por lo que difícilmente la reflexión pedagógica o las iniciativas políticas acerca de las expectativas que podían generar eran mínimas entonces. A pesar de ello Salvador Camacho[21] encuentra dentro de sus diez conclusiones de la evaluación a la modernización educativa que “la nueva tecnología propia de algunos países desarrollados se puede encontrar en algunos estados del país; y los maestros tienen múltiples opciones formativas y relativamente mejores ingresos económicos y prestaciones laborales”

Mientras que en la Ley General de Educación las referencias a este tema se concretan a escasas líneas que solo llegan a mencionar; en el artículo 7° fracción VII; “fomentar actitudes que estimulen la investigación y la innovación científicas y tecnológicas”. En el Artículo 14, fracción VIII; “impulsar el desarrollo de la enseñanza tecnológica y de la investigación científica y tecnológica”. Se agrega en algunos otros el hecho de que los gobiernos estatales y municipales serán los responsables del suministro de los recursos necesarios para tal efecto, sin embargo eso nunca sucedió y sólo fue tomándose en cuenta hasta finales de esa misma década.

En el caso de los planes y programas de educación básica, en primaria, por ejemplo, surgió también una reforma en 1993 en la que los documentos rectores enfatizaban un acercamiento tanto del maestro como de los alumnos a la tecnología pero viéndose ésta distante y reconociendo las limitantes de dar cobertura. Algunos libros de texto dieron auge a bloques o ejes sobre ciencia y tecnología y en otros hasta llegaban a sugerir algunos vínculos al internet y las telecomunicaciones. No profundizaré en el nivel porque considero que tanto en preescolar como en primaria y secundaria es hasta en esta primer década del siglo XXI en la que las reformas como la del PEP 2004 (Programa de Educación Preescolar) y la RES en 2006 viran su enfoque a las competencias educativas que se retoman en lo que fue llamado perfil de egreso de la educación básica, los cuatro pilares de la educación y los planes de desarrollo gubernamental de los últimos dos sexenios.

Es importante resaltar el esfuerzo de articular los tres niveles de la educación básica que se plasman en los últimos documentos, por ejemplo a raíz de la RES se diseñó el perfil y los rasgos deseables del egresado de educación básica[22] en el que se encuentran diez aspectos prioritarios, justamente el tercero, menciona que el alumno deberá poder “seleccionar, analizar, evaluar y compartir información proveniente de di­versas fuentes y aprovechar los recursos tecnológicos a su alcance para profundizar y ampliar sus aprendizajes de manera permanente” (pág. 10) y se ratifica que son indispensables algunas competencias para la vida;

“En todo el mundo cada vez son más altos los niveles educativos requeridos a hombres y mujeres para participar en la sociedad y resolver problemas de carác­ter práctico. En este contexto es necesaria una educación básica que contribuya al desarrollo de competencias amplias para mejorar la manera de vivir y convi­vir en una sociedad cada vez más compleja. Esto exige considerar el papel de la adquisición de los saberes socialmente construidos, la movilización de saberes culturales y la capacidad de aprender permanentemente para hacer frente a la creciente producción de conocimiento y aprovecharlo en la vida cotidiana” (pág. 10-11)

Dentro de tales competencias existen cinco clasificaciones; competencias para el aprendizaje permanente, competencias para el manejo de la información, competencias para el manejo de situaciones, competencias para la convivencia y competencias para la vida en sociedad. En las dos primeras existe una alusión a su vinculación con las TIC que se refuerza, en el caso de secundaria, con el inciso g y h que a la letra dice;

(Inciso g): Incorporación de temas que se abordan en más de una asignatura
“Una de las prioridades del currículo es favorecer en los estudiantes la integración de saberes y experiencias desarrolladas en las diferentes asignaturas. Asimismo, se busca que dicha integración responda a los retos de una sociedad que se trans­forma de manera vertiginosa por impulso de las tecnologías de la información y la comunicación (tic), y que demanda de todos sus integrantes la identificación de compromisos” (pág. 20)

(Inciso h): Tecnologías de la información y la comunicación
Es necesario el aprovechamiento de las tecnologías de la información y la co­municación (tic) en la enseñanza si tenemos en cuenta, por un lado, que uno de los objetivos básicos de la educación es la preparación de los alumnos para ser ciudadanos de una sociedad plural, democrática y tecnológicamente avanzada y, por otro, que estas tecnologías ofrecen posibilidades didácticas y pedagógicas de gran alcance. Las tic incluyen no sólo las herramientas relacionadas con la compu­tación, sino otros medios como el cine, la televisión, la radio y el video, todos ellos susceptibles de aprovecharse con fines educativos”. (pág. 25)

En este último se desglosan sugerencias por asignatura sobre cómo utilizarse las TIC en casos concretos. Sin embargo, en ningún momento se encuentra en los textos algún apartado referente a la capacitación de los maestros o el compromiso y responsabilidad del estado a ofrecer cobertura en todas las escuelas. Habrá que resaltar que a diferencia de 1993 el número de recursos TIC en las escuelas se ha multiplicado considerablemente, sin llegar a ser lo suficiente.

Gracias a enciclomedia, el fortalecimiento de las escuelas telesecundarias y secundarias con equipos y laboratorios de cómputo, el programa escuelas de escuelas de calidad (PEC), PEC FIDE y la propia gestión de los maestros a los gobiernos municipales, estatales y programas como goles por la educación y el redondeo de fundaciones como televisa, Microsoft, IMBURSA, entre otras.

A partir del mes de mayo de este año ha existido un confrontamiento mediático y de protestas de los maestros con la SEP y el SNTE respecto a la firma cupular entre estas dos instancias para llevar a efecto la Alianza por la Calidad Educativa, mejor conocida como la ACE. Ésta ha sido polémica por los trasfondos políticos que atentan contra derechos laborales del magisterio y su sumisión obligada a certificaciones de competencia laboral constante para las que, desde un particular punto de vista, el magisterio en más de un 70% no está preparado y de lo cual no es responsable en su totalidad, sino más bien es producto de la falta de visión de las políticas deterioradas y anteriores.

Aunque la Alianza por la Calidad Educativa se ha vendido a la sociedad como la panacea para la solución al problema del lamentable estado de la educación en México y para que sea esta la que a su vez presione indirectamente al magisterio en su aceptación, hace un inteligente planteamiento en sus determinantes estructurales (salud, alimentación y desarrollo social y comunitario) con los que el interés social muerde el anzuelo. La idea sugiere mejoras en tres sectores; centros escolares, maestros y alumnos. ¿Acaso no los padres de familia desean que sus hijos asistan a escuelas con mejores instalaciones, mejores maestros y múltiples apoyos, entre estos las becas, desayunadores, aulas de cómputo, más y mejores servicios, en suma a que accedan a las condiciones ideales de la educación?

En los dos primeros puntos de los diez que considera la ACE las TIC son un punto fundamental de prioridad; el primero se refiere infraestructura y equipamiento del que se supone que mejorar las condiciones de aprendizaje de millones de alumnos al rehabilitar la infraestructura, mobiliario y equipo garantizaría un ambiente escolar adecuado y sin riesgos, lo que se comenzaría a operar durante el actual ciclo escolar equipando a 14,000 planteles y rehabilitando 27,000 más. El segundo aspecto son las Tecnologías de la Información y la Comunicación que consistiría en equipamiento y conectividad de centros escolares en 155 mil aulas adicionales a las existentes que cubriría el 75% de la matrícula, así como equipar con computadora a los maestros que se certifiquen en competencias digitales, además ya se operan experimentalmente cuatro modelos de tecnología que se generalizarán a partir del ciclo escolar 2009.

Así la consagración de las TIC en la educación de este país suena halagüeña en el terreno escrito. En países como España donde el uso casi natural de las pizarras electrónicas, las computadoras, recursos tecnológicos de información y comunicación en todas las clases se enfrentan a varios retos, algunos de ellos se refieren al mismo problema que se enfrentará en México, capacitación y desigualdad.


Retos del Sistema Educativo Mexicano y de los maestros ante las TIC
Son apenas los primeros pasos de la educación mexicana a la tecnologización, lo que representa por un lado un acierto pero al mismo tiempo se reconoce que estamos muy distantes de lo que en el viejo continente ya no es novedad.

El sistema, las escuelas y los maestros comienzan a enfrentarse con las TIC con problemas que van desde la cobertura en las escuelas, de las que muchas no tienen acceso a energía eléctrica, indispensable en este caso, o telefonía que les daría la posibilidad de acceder a internet, sería demasiado ambicioso pensar en internet satelital. Pero existen problemas más complejos, parece existir temor y en ocasiones rechazo al uso de los ordenadores en el aula, el maestro debe practicar mayor creatividad y a pesar de que muchos han adquirido una computadora para el hogar, su uso no supera, en mucho, a la máquina de escribir de antaño. Han aprendido a utilizar los programas de procesamiento de textos elementales por experimentación y no son pocos los que han sido enseñados por sus propios hijos, así que se agrega a la lista de dificultades la ausencia de capacitaciones tecnológicas en los maestros.

Por otro lado los maestros no saben hasta que punto utilizar las TIC si como un recurso de enseñanza o como un recurso de aprendizaje y formación de los alumnos. Existe sino un problema una herencia de las prácticas ya existentes que, es casi un hecho, se trasminará al uso de las TIC, la falta de saber qué ideología debe transmitirse con la tecnología, desde un uso racional y ético hasta cómo hacerla de forma práctica para la vida y en la solución de los problemas que aquejan a cada individuo y al mundo. Y finalmente el tener y no acceder al uso de las TIC en las escuelas estará condenando a nuestros alumnos a ser parte de las estadísticas de los más pobres económicamente, de espíritu, de oportunidades y de un nuevo lenguaje y competencia que los reduce a analfabetas digitales.

En cierta medida los retos que se presentan también exigen, según una encuesta realizada en 2003 por la Unidad de Inteligencia de la revista Economist y la corporación IBM, se requieren iniciativas paralelas en las que se pueda medir; conectividad, capacidad, contenido y cultura para el aprovechamiento de las TIC.

La brecha económica como la digital, ya existe, en promedio uno de cada diez personas en el mundo ha accedido a una computadora o un dispositivo móvil como los celulares y aparatos relacionados, de ellas solo dos hacen uso transformador en sus empleos y actividades cotidianas laborales y productivas, la era de la información, según Castells, “será de los que sepan vender sus conocimientos y el procesamiento de la información para responder a preguntas concretas ante el mar de conocimientos e información que fluye a través de las venas digitales en todo el mundo”.

A manera de conclusiones
No es raro que después de un escrito donde fluyen ideas y concepciones personales, generadas o derivadas quede la sensación de haber dicho muy poco. A pesar de este sentir es un hecho que las TIC comienzan a dar mucho sobre qué escribir, analizar y proyectar desde nuestro medio, la educación.

La era de la información se ha desarrollado considerablemente en las últimas tres décadas en el seno de la fase desarrollada del capitalismo que es la globalización. El internet se ha vuelto la TIC más promisoria porque conecta al mundo en las todas dimensiones; económica, laboral, cultural, social y hasta emocional, porque además mezcla y aglutina a todos los medios masivos de comunicación de forma interactiva y protagonista. Este fenómeno crece exponencialmente todos los días.

En el caso de la educación en México, las TIC han tenido un devenir lento, carente de visión prospectiva y más como exigencia de la competencia mundial e influencia de las transnacionales que por iniciativas creativas de los gobiernos y de quienes dirigen el rumbo educativo. En los últimos diez años las políticas y este discurso educativo han ido incluyendo lineamientos, sugerencias, compromisos y normatividades sobre el tema, y a pesar de tener la fórmula de “hágaselo usted mismo”, en cuanto a cómo usarse y capacitarse, están surgiendo algunas oportunidades para los alumnos en el nivel de la educación básica.

Quedan muchas preguntas por resolver tales como ¿Qué hacer con los contextos marginales de los grupos étnicos que requerirían de lenguajes digitales también propios para preservar su identidad, sobre todo para no aislarse de la alfabetización tecnológica?, ¿Cómo convertir a la educación en prioridad?, ¿Cómo el gobierno pudiera impulsar cambios y reformas que verdaderamente reditúen cambios en los resultados?, los maestros nos preguntamos y permanecemos con la incertidumbre ante procesos como la ACE de saber si estar o no a favor por la forma en que la educación puede volverse botín de la privatización. Al respecto un reportaje de la televisión española, sobre aseveraciones del Banco Mundial, expone una estimación deslumbrante por las deducciones que genera; “si la educación pública se privatizara ahora sería una industria de casi cuatro trillones de dólares al año”, luego entonces, hay mucho dinero que ganar, creo que sí, a alguien, le debe estar importando la educación.

Las propuestas, más allá de este somero análisis sobre el tema estarán siendo acertadas en la medida en que impregnemos una ideología y un sentido a lo que hacemos y de lo que aprendemos, que muchas veces se carece y conduce a la simple reproducción. Los maestros no podemos seguir siendo autómatas que repasamos año con año las mismas lecciones del libro y del plan y programas, estas líneas trilladas lamentablemente, para quienes les puede pesar este comentario, requiere de esfuerzo, actualización permanente, hábitos tan lógicos como la lectura pero que despiertan el sentido crítico y reflexivo, requieren de estar informados, de cuestionarse todos los días con un sentido Freiriano, antes y después de cada clase, cuál es el sentido de mi trabajo, para quién y qué pretendo formar. Es necesario atreverse a crear, inventar y soñar en un mejor país.



BIBLIOGRAFÍA

[1] http://dewey.uab.es/PMARQUEZ/tic.htm

2 CASTELLS, Manuel (2006). La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Vol. 1 La sociedad red. México. Siglo XXI editores.
3 http://www.sep.gob.mx/wb/sep1/alianzaporlacalidaddelaeducacion
5 http://www.cuadernos.tpdh.org/file_upload/02_Manuel_Castells_entrevist.pdf

6 Puede consultarse en: http://mediateca.educa.madrid.org/reproducir.php?id_video=4kl34qqlizvocmp9
7RAMÍREZ Romero, José Luis (2006). LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN EN LA EDUCACIÓN EN CUATRO PAÍSES LATINOAMERICANOS. En: (http://www.comie.org.mx/documentos/rmie/v11/n28/pdf/rmiev11n28scB02n03es.pdf), 30p.

8 REIMERS, Fernando (2001) “Educación, exclusión y justicia social en América Latina”.

9 Citado en artículo periodístico por Hernández, “La pobreza y la desigualdad educativa”. El Nativo, año VII, No. 797. 24 de octubre de 2008.

10 Puede verse estudio completo en http://www.scribd.com/doc/324997/Estudio-Amipci-2007-Usuarios-de-Internet-en-Mexico-y-Uso-de-Nuevas-Tecnologias, bajo responsabilidad de la vicepresidenta de investigación de mercados de Televisa Digital.
11 Véase articulo completo; La falacia de la ampliación de la cobertura educativa mediante la utilización de las NTIC y la educación a distancia en la educación superior en México. En: http://www.rieoei.org/rie45a05.htm

12 CARDOSO, Víctor y ZUÑIGA, Juan Antonio (2002). "El presidente Fox creó un millón 300 mil pobres", en La Jornada, 14 de agosto. Disponible en:
http://www.jornada.unam.mx/2002/08/14/045n1soc.php?origen=index.html>

13 GARDUÑO, Roberto y MÉNDEZ Enrique (2005): "Aumentó la pobreza en la actual administración: Julio Boltvinik", en La Jornada, 18 de septiembre. Disponible en: http://www.jornada.unam.mx/2005/09/18/045n1soc.php>
14 http://www.susanalopezg.com/globalizacion/globalizacion.htm#_ednref1

15 Delors, Jacques; Learning: The treasure within. Report to UNESCO of the International Comission on Education for the Twenty-first century, UNESCO, París, Francia, 1996.
16 ALVAREZ Gallego, Alejandro (2001). “Del estado docente a la sociedad educadora: ¿un cambio de época? En: http://www.formaciondocente.org.mx/Bibliotecadigital/10_Educacion/24%20Del%20Estado%20docente%20a%20la%20sociedad%20educadora.pdf

17 http://www.wolton.cnrs.fr/ES/dwcompil/glossaire/modernite.html
19 Puede consultarse documento completo en http://www.snte26.org.mx/documentos/Acuerdo_Nacional_Modernizacion_Educacion_Basica.pdf
20 CAMACHO, Salvador (2001). “Hacia una evaluación de la modernización educativa. Desarrollo y resultados del ANMEB. En: Revista Mexicana de Investigación Educativa, septiembre-diciembre, Vol. 6, No. 13, pp. 401-423
21 Plan de Estudios de Secundaria 2006. (SEP, 2006)
22 Ley General de Educación, SEP, 2003. Última reforma publicada DOF 22-06-2006.
[1] Maestrante del Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México.
[2] http://dewey.uab.es/PMARQUEZ/tic.htm
[3] CASTELLS, Manuel (2006). La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Vol. 1 La sociedad red. México. Siglo XXI editores.
[4] http://www.sep.gob.mx/wb/sep1/alianzaporlacalidaddelaeducacion
[5] Me estaré refiriendo indistintamente al término de internet o “la internet”, esta última en razón de ser un término femenino (la red de internet: World Wide Web)
[6] http://www.cuadernos.tpdh.org/file_upload/02_Manuel_Castells_entrevist.pdf

[7] Puede consultarse en: http://mediateca.educa.madrid.org/reproducir.php?id_video=4kl34qqlizvocmp9
[8] RAMÍREZ Romero, José Luis (2006). LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN EN LA EDUCACIÓN EN CUATRO PAÍSES LATINOAMERICANOS. En: (http://www.comie.org.mx/documentos/rmie/v11/n28/pdf/rmiev11n28scB02n03es.pdf), 30p.

[9] REIMERS, Fernando (2001) “Educación, exclusión y justicia social en América Latina”.
[10] Citado en artículo periodístico por Hernández, “La pobreza y la desigualdad educativa”. El Nativo, año VII, No. 797. 24 de octubre de 2008.
[11] Puede verse estudio completo en http://www.scribd.com/doc/324997/Estudio-Amipci-2007-Usuarios-de-Internet-en-Mexico-y-Uso-de-Nuevas-Tecnologias, bajo responsabilidad de la vicepresidenta de investigación de mercados de Televisa Digital.
[12] Véase articulo completo; La falacia de la ampliación de la cobertura educativa mediante la utilización de las NTIC y la educación a distancia en la educación superior en México. En: http://www.rieoei.org/rie45a05.htm
[13] CARDOSO, Víctor y ZUÑIGA, Juan Antonio (2002). "El presidente Fox creó un millón 300 mil pobres", en La Jornada, 14 de agosto. Disponible en: .
[14] GARDUÑO, Roberto y MÉNDEZ Enrique (2005): "Aumentó la pobreza en la actual administración: Julio Boltvinik", en La Jornada, 18 de septiembre. Disponible en:
[15] http://www.susanalopezg.com/globalizacion/globalizacion.htm#_ednref1
[16] Delors, Jacques; Learning: The treasure within. Report to UNESCO of the International Comission on Education for the Twenty-first century, UNESCO, París, Francia, 1996.
[17] ALVAREZ Gallego, Alejandro (2001). “Del estado docente a la sociedad educadora: ¿un cambio de época? En: http://www.formaciondocente.org.mx/Bibliotecadigital/10_Educacion/24%20Del%20Estado%20docente%20a%20la%20sociedad%20educadora.pdf
[18] http://www.wolton.cnrs.fr/ES/dwcompil/glossaire/modernite.html
[19] El ANMEB hace énfasis en su introducción y desarrollo a que “La educación básica impulsa la capacidad productiva de una sociedad y mejora sus instituciones económicas, sociales, políticas y científicas, puesto que contribuye decisivamente a fortalecer la unidad nacional y a consolidar la cohesión social, a promover una más equitativa distribución del ingreso, a fomentar hábitos más racionales de consumo, a enaltecer el respeto a los derechos humanos, en particular el aprecio a la posición de la mujer y de los niños en la comunidad, y a facilitar la adaptación social al cambio tecnológico. Además, una buena educación básica genera niveles más altos de empleo bien remunerado, una mayor productividad agrícola industrial, y mejores condiciones generales de alimentación y de salud, y actitudes cívicas más positivas y solidarias”.

[20] Puede consultarse documento completo en http://www.snte26.org.mx/documentos/Acuerdo_Nacional_Modernizacion_Educacion_Basica.pdf

[21] CAMACHO, Salvador (2001). “Hacia una evaluación de la modernización educativa. Desarrollo y resultados del ANMEB. En: Revista Mexicana de Investigación Educativa, septiembre-diciembre, Vol. 6, No. 13, pp. 401-423
[22] Veáse información completa en Plan de estudios de secundaria 2006. (SEP, 2006)